Cuando se hace ejercicio, el tejido muscular esquelético libera mioquinas, que tienen diferentes funciones endocrinas, como la formación de tejido muscular y óseo, la absorción de glucosa, la mejora cognitiva y la reducción de la ansiedad y del estrés, entre otros.

Una composición corporal más equilibrada implica una aumento de la masa muscular y una reducción de la grasa corporal, ya que las proteínas musculares ayudan a construir músculo mientras reducen la grasa. Este proceso aumenta la fuerza y la resistencia, contribuyendo a una mejora de la salud.

Prevención de lesiones y, en el caso de las personas mayores, también la prevención de caídas y fracturas, gracias al incremento de la densidad mineral ósea y una mejora de la estabilidad corporal. Con el entrenamiento de fuerza, se fortalecen los huesos y los músculos. 

Alivio de dolores y mejora postural. La musculatura favorece la estabilidad esquelética. El refuerzo muscular de la espalda y del core reforma la postura lumbar, y el trabajo de fuerza en las articulaciones, mejora su estabilidad y previene posibles lesiones.